La investigación muestra que la calidad del agua puede afectar el desempeño de ciertos pesticidas. Comprender las características del agua y la sensibilidad del producto puede mejorar los resultados del programa de pulverización.

San Isidro, 23 de julio. Con la ayuda de los pesticidas modernos cada vez se logran mejores resultados al momento de controlar las plagas como insectos, enfermedades y malezas en nuestros campos de golf. Aun así, a veces los pesticidas no brindan los resultados que uno podría esperar. ¿Tal vez el momento de aplicación o timing no fue el correcto o la dosis aplicada fue demasiado baja? ¿Quizás el producto seleccionado no es una opción de control efectiva o un gran porcentaje de la población de la plaga ha desarrollado resistencia? Estos problemas son a menudo las primeras cosas que vienen a la mente cuando un producto no brinda los resultados esperados. Sin embargo, a menudo se pasa por alto el papel que juega la calidad del agua.

No debería sorprendernos que la calidad del agua desempeñe un papel clave en la efectividad de una aplicación. Después de todo, la gran mayoría de una mezcla de pulverización está compuesta por agua, a menudo más del 95 por ciento. A pesar de ser un porcentaje tan grande de lo que se aplica al césped, el agua a menudo recibe poca atención al planificar una aplicación. Generalmente la única atención que recibe el agua suele ser la medición del volumen específico de la mezcla para lograr la dilución deseada.

Los superintendentes podrían aprender una o dos cosas de los agricultores, quienes rutinariamente corrigen el agua antes de agregar un pesticida al tanque. Este es un paso simple y de bajo costo que puede aumentar la efectividad de ciertos pesticidas. Entonces, ¿qué aspectos del agua están tratando de corregir los agricultores y cómo logran hacerlo?

Los dos atributos más importantes a considerar al evaluar la calidad del agua que pueden afectar negativamente el desempeño de los pesticidas son el pH y la dureza.

pH del Agua

El pH varía de 0 a 14. Un pH de 7 se considera neutral, un pH menor de 7 es ácido y un pH mayor de 7 es alcalino.

Ciertos pesticidas son sensibles al pH y comenzarán a descomponerse cuando reaccionen con el agua a través de un proceso conocido como hidrólisis (hidro, que significa “agua”, y lisis, que significa “desligarse”). Básicamente, el ingrediente activo del pesticida se divide en moléculas más pequeñas y se vuelve inútil. La hidrólisis puede ocurrir desde el momento en que se agrega el pesticida a la solución de pulverización, y una vez que se rompe la molécula del pesticida ya no será efectiva.

Se ha demostrado que los insecticidas organofosforados y carbamatos son sensibles a la hidrólisis alcalina (Fukuto, 1990). Por lo tanto, si va a utilizar un producto popular como el carbaryl para controlar insectos, deberá asegurarse de que el pH del agua sea inferior a 8. Esta recomendación se indica en la etiqueta del carbaryl.

No solo los insecticidas están en riesgo de hidrólisis, los herbicidas como el metsulfurón-metil también son vulnerables. Sin embargo, a diferencia del ejemplo de carbaryl, los investigadores encontraron que un pH moderadamente alcalino entre 8.2 y 9.4 no es tan problemático como un pH ácido de 5.2 a 6.2 para metsulfurón-metil (Sarmah, 2000). Por lo tanto, la hidrólisis puede ocurrir en soluciones básicas y ácidas, por lo que es importante comprender las instrucciones de la etiqueta para un producto dado con respecto a la calidad del agua.

El pH del agua también puede reducir la eficacia de los herbicidas de uso común como el 2,4-D, el dicamba y el glifosato, que son ácidos débiles. Cuando tales herbicidas se mezclan en un agua alcalina, pueden cargarse negativamente y no absorberse fácilmente más allá de la cutícula de la hoja y la membrana celular (Chahal, 2012). Un ingrediente menos activo que ingresa a la planta reduce la probabilidad de administrar una dosis letal y, en última instancia, puede conducir a un control deficiente de las malezas.

Los fungicidas se ven menos afectados por el pH del agua que los insecticidas y herbicidas. Los únicos dos fungicidas que se ha informado que son menos efectivos en ciertos rangos de pH son captan y metil tiofanato. El uso de captan en el césped es bastante limitado y la mayoría de los superintendentes ni siquiera están familiarizados con esta química. El metil tiofanato, por otro lado, se ha utilizado en la industria del césped durante numerosos años y se aplica comúnmente para el control de summer patch.

Los superintendentes experimentados notarán que las etiquetas de metil tiofanato tienen alguna recomendación sobre cómo tratar el agua con pH alcalino. Sin embargo, la cantidad de bibliografía que respalde esta recomendación es bastante limitada y se basa en un estudio de solo un año (Fidanza, 2009). Investigadores de la Universidad de Purdue encontraron que el pH del agua de pulverización no tuvo ningún efecto sobre la eficacia del metil tiofanato y metconazole para el control de dollar spot en bentgrass (Stacy, 2020). También observaron una ligera reducción en la eficacia de iprodione a un pH de 9, pero solo después de dejarlo en la solución durante un período de 24 horas antes de la aplicación.

Este es un aspecto importante a tener en cuenta al mezclar pesticidas. Cuanto más tiempo se deja en solución un producto, más vulnerable será a problemas de pH como la hidrólisis. Debe hacerse todo lo posible para terminar una aplicación dentro de unas pocas horas luego de prepararse el tanque. No guarde mezclas de productos en el tanque durante la noche ya que no funcionarán tan bien. Siguiendo solo esta práctica podría ayudar a mejorar la eficacia de sus aplicaciones.

El uso de correctores de pH también puede ayudar, aunque es necesario consultar la etiqueta del pesticida antes de agregar uno de estos productos al tanque ya que algunos pesticidas ya están formulados para actuar como buffer o regulador del pH. Si ese es el caso, es posible que no necesite agregar nada para resolver los problemas de pH del agua. Póngase en contacto con el fabricante de pesticidas si tiene alguna pregunta sobre si la adición de un adyuvante sería beneficiosa.

Otra forma de evitar problemas de agua relacionados con el pH es usar un producto diferente que esté menos afectado por el pH. Por ejemplo, cambiar de una formulación de 2,4-D amina a una de 2,4-D éster puede mejorar el rendimiento en agua con pH alto.

Dureza del Agua

Similar al pH, la dureza del agua puede influir en el rendimiento de los pesticidas. El agua dura, causada por la presencia de cationes disueltos como calcio, magnesio y hierro, afecta a aproximadamente el 85 por ciento de los Estados Unidos y se ha demostrado que reduce la eficacia del glifosato y otros herbicidas de ácido débil. Los cationes cargados positivamente en agua dura se unen a las moléculas de herbicida cargadas negativamente, lo que resulta en un control de malezas menos efectivo.

Afortunadamente, existe un remedio simple y económico. Cuando se agrega sulfato de amonio al agua dura, se descompone en amonio y sulfato. El sulfato cargado negativamente se une a los cationes cargados positivamente del agua dura. El acondicionamiento del agua dura con sulfato de amonio en el tanque pulverizador antes de agregar glifosato, glufosinato u otros herbicidas de ácido débil puede mejorar la absorción y la eficacia.

Un análisis de calidad del agua ayudará a determinar si podría beneficiarse acondicionando el agua y exactamente cuánto sulfato de amonio se necesita. Los componentes dentro de un análisis de agua en los que queremos centrarnos son: sodio (Na +), potasio (K +), calcio (Ca2 +), magnesio (Mg2 +) y hierro (Fe2 +). La cantidad de sulfato de amonio para agregar al tanque en libras por 100 galones = (0.005 x ppm Na +) + (0.002 x ppm K +) + (0.009 x ppm Ca2 +) + (0.014 x ppm Mg2 +) + (0.042 x ppm Fe2 +).

El agua con una dureza de 200 partes por millón (ppm) o más debe tratarse con sulfato de amonio, a menos que se indique lo contrario en la etiqueta del pesticida. Como regla general, una bolsa de 51 libras de sulfato de amonio por cada 300 galones de agua (equivale a 2kg de sulfato de amonio cada 100 lts de agua) es suficiente para combatir los problemas con el agua dura. Este es un método probado que ha servido bien a los agricultores durante muchos años.

Analizando su Agua

Los análisis de calidad del agua para determinar los pasos de acondicionamiento más apropiados son una excelente manera de aprovechar al máximo sus pesticidas. Se recomienda enviar una muestra de agua al laboratorio de la universidad local para su análisis. El costo es relativamente económico, especialmente cuando se compara con el costo promedio de una aplicación de pesticidas. También hay una serie de laboratorios privados que proporcionan análisis de calidad del agua para la industria agrícola.

Tenga en cuenta que las propiedades del agua pueden fluctuar en algunas áreas durante todo el año, por lo que dos o tres análisis durante el primer año pueden ser útiles. Una vez que se complete un análisis detallado, si aún no lo tiene, compre un medidor de pH portátil. Esta es una excelente manera de verificar el agua del tanque de pulverización inmediatamente antes de mezclar un pesticida. Evite usar las tiras de prueba de papel, ya que son menos precisas y menos fáciles de usar.

La dureza del agua no es tan fácil de medir a campo y requiere enviar una muestra a un laboratorio. El muestreo una vez al año debería ser suficiente una vez que se haya determinado una línea de base.

Si está buscando más información sobre cómo identificar o resolver problemas de calidad del agua, comuníquese con su agrónomo regional. Pueden ayudar a interpretar los resultados de las pruebas y brindar orientación sobre formas de mejorar el rendimiento de los pesticidas.

Escrito por: John Daniels, agrónomo de USGA, Región Central
Traducido por: Guillermo Busso, ingeniero agrónomo 

Fuentes

Chahal G. S., D.L. Jordan, D. Burton, D. Danehower, A.C. York, P.M. Eure, and B. Clewis. 2012. Influence of water quality and coapplied agrochemicals on efficacy of glyphosate. Weed Tech. 26: 167-176.

Fidanza, M.A., B.B. Clarke, and P. Majumdar. 2009. Evaluation of fungicides and water carrier pH for dollar spot control in creeping bentgrass, 2007. Plant Disease Management Report. 3: T070.

Fukuto, TR. 1990. Mechanism of action of organophosphorus and carbamate insecticides. Environmental Health Perspectives. 87: 245-54.

Sarmah, A. K., R.S. Kookana, M.J. Duffy, A.M. Alston, and B.D. Harch. 2000. Hydrolysis of triasulfuron, metsulfuron-methyl and chlorsulfuron in alkaline soil and aqueous solutions. Pest Management Sci. 56: 463-471.

Stacy, T., and R. Latin. 2020. The influence of water pH on efficacy of fungicides for turf disease control. Applied Turfgrass Sci.

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